Antes, cuando uno se equivocaba, lo hacía entre cervezas y amigos (y no pasaba nada), con menos suerte en una reunión de trabajo o, a lo sumo, ante decenas de personas, pero la cosa no pasaba a mayores. Ahora, con Twitter, algo tan humano como una equivocación corre como la pólvora porque los tuiteros, con los errores ajenos, suelen ser implacables.Y visto que no se perdona una ¿de verdad es necesario que opinemos de todo sin tener mucha idea? ¿Alguien nos obliga a tuitear un pésame sin saber muy bien quién es la persona que ha fallecido? ¿Es imprescindible tuitear sobre algo sólo para que los demás piensen de nosotros que somos cultos, graciosos u ocurrentes?
Los tuits a continuación no eran de vida o muerte, evidentemente; si no se hubieran escrito, nadie los hubiera echado de menos. Y, sin embargo, ahí están para ser el eterno chascarrillo en la memoria de Internet.Saco este tema a colación tras el fallecimiento de Nelson Mandela y después de ver el ridículo de algunos personajes públicos con sus mensajes de condolencias en Twitter. Si no sabes quién ha fallecido, no tuitees. No pasa absolutamente nada. Es peor hacerlo y protagonizar el chiste del día, como le ocurrió al portero del Levante.
Javi Jiménez tuitea sobre la muerte de Mandela. Según él, alguien le hackeó la cuenta para tuitear esto.
Tenemos más anécdotas de deportistas españoles vinculados al fallecimiento de Nelson Mandela. Aquí el pésame tuitero de Rafa Nadal. Un tuit impecable, sin duda, si no fuera porque lo publicó hace seis meses…
Pésame de Rafa Nadal, en junio de este año.
De gracietas poco apropiadas
Y si no es imprescindible tuitear un pésame, ni os cuento una bromita. En este caso dos políticos, Elena Valenciano (de la cual escribí ya en Maneras de decir adiós en Twitter) y Toni Cantó metieron la pata sin ninguna necesidad. Ambos, imagino, quisieron hacerse los graciosos y a los dos les salió el tiro por la culata. ¿Os acordáis de estas gracietas? Seguro que sí.
Elena Valenciano tuitea sobre el físico de Ribery, ignorando que sufrió un accidente.
Toni Cantó en un día gracioso
Si no sabes cómo se escribe, mejor no escribas
Nadie es perfecto y todos cometemos erratas, pero hay ocasiones en las que leer un par de veces el tuit antes de lanzarlo hubiera salvado la reputación online de algunos. En otros casos, quizá no. Pero ¿puede haber algo más ridículo que criticar una ley de educación a través de un tuit con esta cantidad de faltas de ortografía? ¡Pero si hay casi más erratas que caracteres!
Estos jóvenes critican la ley de educación con cuatro faltas de ortografía
El diputado socialista Pedro Saura saca el tema de la educación con una errata que duele
Antes de lanzar un tuit contemos hasta diez y pensemos si esos 140 caracteres nos comprometen de un modo u otro. Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. Y en Twitter todavía más.